Amparo de la Gama
El apellido “Kashogui” ha vuelto como estigma para desatar las furias de occidente hacia Arabia Saudi. Precisamente ese mismo apellido, unido al nombre de Adnan, fue quien trajo a la Casa Real Saudi a España en 1973. Esto ocurría cuando el todopoderoso magnate de la Marbella dorada, más conocido en Arabia por su relación con el tráfico de armas, convenció al príncipe Fahd con todo tipo de argucias para que cambiara el destino de Montecarlo por el de Marbella. Fue el retorno de Arabia Saudi a España. Personajes de la época dorada de entonces significan a El Español que con la labia que “el bandido Kashogui” tenia persuadió a Fahd con solo un par de frases: “Mónaco es tremendamente aburrido, alteza. Venga a una de mis fiestas de la Zagaleta y nunca más querrá abandonar España”, le espeto y este acepto. El mismo Kashogui expresaba años mas tarde a este medio, en el ultimo viaje que hizo a la Costa del Sol antes de fallecer, que: «Hay mucha leyenda sobre mí. Unas cosas son mentira; otras, quizás, son verdad. Pero una de esas grandes verdades es que si la Casa Real Saudita esta en España, es gracias a mi”.
Recepcion en Marbella agama
De Mar Mar a Marivent
Del legendario episodio del príncipe Saudita y el traficante de armas ha pasado la friolera ya de 45 años. Fahd aterrizó en Marbella y el sequito se repartió entre el Hotel Incosol, entonces propiedad de Ignacio Coca y entre un palacio “prefabricado” que el príncipe Alfonso Hohenlohe le organizo en un “pis pas” en los terrenos de unos amigos suyos aristócratas. El palacete y unos cuantos dispendios más, consiguieron afianzar al príncipe árabe en la ciudad del canto sin dueño. El marido de la princesa Maria Luisa de Prusia, el Conde Rudi, nos relata que Fahd definió su primer desayuno sentando al frente de la montaña de la Concha y el mar Mediterráneo como: “lo más parecido al paraíso”. Y tanto se encapricho del lugar, que pocos meses después el cónsul de Arabia Saudi cursaba todos los tramites burocráticos para que el monte de la “Milla de oro” se empezaran a construir los palacios de la Casa Real Saudi. De esta manera el monarca saudi se construyo el palacio «Mar Mar», una réplica de la Casa Blanca que alberga un completo hospital con quirófano, un centro de comunicaciones con los últimos avances tecnológicos, palacetes de lujo para los familiares y el séquito del monarca. La residencia con sus relumbrantes tejados verdes, color que distingue a los miembros de la realeza, era visitada todos los veranos por el rey Juan Carlos. Los políticos locales consideraban un autentico escándalo que el monarca español no pisara jamás la ciudad de Marbella y siempre “tuviera siempre tiempo para aterrizar su helicóptero en el palacio de sus amigos saudíes”· Un miembro de la escolta, al que ha tenido acceso este medio, califica la amistad de los dos monarcas como “Muy estrecha. Entre ellos se llamaban hermanos”. El palacio Nahda se vestía con sus mejores ornamentos y oropeles para recibir al rey emerito que procedente de Palma de Mallorca, venia a pasar el día con los saudies y después de cenar regresaba al palacio de Marivent. Uno de los personajes que no podía faltar en estas visitas entre los dos monarcas era Kayali, el sherpa de los saudíes en España.
Kayali, el pagador de Botsuana del rey Juan Carlos
Kayali pasea por la Milla de Oro de Marbella ya con su bastón. Es un longevo octogenario al que le pesan los años, pero su gran lucidez mental le mantiene plenamente en activo. En diciembre de 2015, renovó su contrato con la casa real Saudi como principal administrador de Salman bin Abdulaziz al Saud, el actual rey. Ello le da tal poder, que sigue siendo el administrador único y presidente de la sociedad “Casa Al Riyadh SL”, la sociedad limitada que engrosa todo el botín inmobiliario que los saudíes posen en Marbella. Aunque su nombre apareció en quince empresas offshore en los papeles de Panamá, el sirio-marbelli sigue campando a sus anchas por la Costa del Sol y haciendo sus propios negocios donde ve la oportunidad. Kayali de la noche a la mañana pasó de ser un personaje anónimo a engrosar las primeras portadas de los periódicos con “el affaire Botswana”. Su nombre tomo cuerpo el día que su imagen se hizo viral y apareció en todo el mundo como la persona que pagó la expedición para matar elefantes de Juan Carlos I. Todo fue una: Botswana, Kayali y el declive del rey emerito.
Quien le conoce dice que este episodio no le “achicó”. El mismo reconoce que empezó de la nada, y que siendo solo un mero traductor en la embajada de Arabia Saudí en Madrid, llego donde hoy está por meritos propios. Su lucidez en los negocios pronto le convirtió en el “elegido” de Salman y desde su vértice giraba todo su imperio en España. Su poder es inmenso. Kayali figura desde el año 2009 en el consejo de Administración de la Corporación Shaf, el buque insignia del clan saudí en Luxemburgo y como presidente de la sociedad Casa Al Riyadh SL en Marbella todo pasa por él. Uno de los escoltas de la Casa Real explicaba a este medio que el fue el que “vende como se le antoja los Ryads que ya no ocupan los árabes desde que el Rey Salman dejo de vacacionar en Marbella”. En marbella ha vendido alrededor de 40 Riyadh en los dos últimos años. Las inmobiliarias cada vez tienen en sus listados más palacetes saudíes en venta. Aunque fue al final de los noventa cuando familia real empieza a deshacerse de parte del patrimonio del triangulo de oro de la Costa del Sol es justo ahora cuando mas palacios se han vendido y otros se han cerrado. La inmobiliaria Gilmar, una de las que más activos tienen en esta zona, informa a este medio que se venden muy bien. A estos palacetes llegan rusos, alemanes y británicos un mercado ‘cautivo’. “Estos tienen un flujo más o menos constante, pero en los últimos años se han sumado gran número de clientes procedentes de los países del norte de Europa. El litoral mediterráneo es el hogar de retiro y descanso para las clases más adineradas, que, apoyadas en la recuperación económica del país, han hecho renacer al mercado inmobiliario de lujo en España. Los palacios a pie de playa y montaña están muy cotizados”, indica el consejero delegado de Gilmar Jesús Gil Marín.
De la esposa catalana de Salman a la tangerina
“Ahora sin el rey Salman aquí nada es lo mismo. Dejo de venir y hay palacios que solo están mantenidos por un par de sirvientes y un jardinero” apostilla un empleado que lleva trabajando mas de 30 años para la familia sauidi en Marbella. El rey Salman, fue muy querido en su primera época en Marbella, le llegaron a llamar “el amigo Salman” y era habitual verlo con su chilaba blanca y pañuelo de cuadros, desayunándose unos buenos churros en la plaza de los Naranjos. Su presencia suponía siempre una importante inyección económica para la ciudad, que veía cómo sus comercios, hoteles y restaurantes se llenaban de saudíes dispuestos a gastar sin mirar las etiquetas de los precios. Pero llegaron las vacas flacas. En los últimos años las cifras del gasto del séquito real (que podría gastarse una media de 50.000 euros diarios) quedó diezmado.
La casa Al Riyad, el palacete de Salman pegado a “Mar Mar”, solo es habitado por hijos y nietos de la familia real saudi.
Salman tocaba mas el suelo español durante el periplo que su esposa catalana fue la favorita. Pasados unos años contrajo matrimonio con una tangerina y desde entonces apenas visita Marbella. Este verano paso todo el periodo vacacional en Tánger como lugar de veraneo en detrimento de la ciudad marbella. Son sus hijos y nietos los que se trasladan desde España a la ciudad marroquí para ver a su padre en el palacete de playa de Jiblia . La zona entera esta blindada para los árabes con fuertes medidas de seguridad incluidas fragatas del ejército, así como un campamento de militares en la zona donde iba a ir ubicada la casa del ex presidente socialista Felipe González. La Casa Real Saudi compro estos terrenos del líder del PSOE y le construyó un palacio a la princesa Lala Mariam, la primogénita del rey Hasán II de Marruecos, y la hermana díscola del actual monarca alhuita Mohamed VI. Es el obsequio que el monarca quiso hacer como agradecimiento a hospitalidad que le ha dado el país alahuita. “Lala”, cuyo rostro no paso desapercibido por la prensa europea, por la buena amistad que hizo en Rabat con la reina Leticia Ortiz en uno de sus viajes a Marruecos, disfruta de este que Ryad que la familia real saudita compro para ella al ex presidente socialista. La que iba a ser una espectacular mansión en primera línea de playa, en Tánger, valorada en 2,5 millones, es ahora parte de todo un complejo palaciego de la familia real saudita, que con esta adquisición amplia el asiento que tiene ahora aumentando con esta parcela de más de 5.000 metros cuadrados sus extensas propiedades en la playa de Jbila.
Golpe de estado de los saudíes en la mezquita de Marbella
Dicen que una de las cosas que el rey Salman Ben Abdulaziz echa de menos en Tánger es su Mezquita “talismán” que construyo en Marbella cuando aun era príncipe. Fue la primera Mezquita que se construyo en España, la sufrago con 300 millones y se erige al lado de su palacio en plena Milla de Oro de la ciudad costasoleña. Este templo de oración le dio suerte. Allí se levantó para que rezaran desde los potentados árabes que poseen babilónicas mansiones, hasta los musulmanes que venden los bolsos de imitación en el “top manta” de Puerto Banus: «Aquí la gente viene a rezar yo les invito a descansar su cuerpo y su corazón. Recibo visitas de ricos y de los pobres que siempre están trabajando» explica a El Español, Allal Bachar El Hosri el primer imán que empezó a impartir la religión del Islam en nuestra península. Bachar, es conocedor de la pretensión de Arabia Saudí, de crear en España un consejo de imanes de esta nacionalidad para regentar todas las mezquitas. El es el único marroquí que queda en este reducto de sauditas. El consejo pretende gestionar ante la Administración el reconocimiento como “organismo competente para emitir dictámenes de jurisprudencia islámica sobre cuestiones de interés general» y como «autoridad científica religiosa islámica absoluta». Entre sus fines también se encuentra la promoción y la creación de nuevas mezquitas. Según ha sabido este medio, hace solo unos meses los “saudíes” intentaron acabar con el reducto alauita más antiguo en España: el de Marbella, aprovechando que su imán estaba ausente. Hasta el momento no han conseguido su propósito, pero pretenden hacerse por todos lo medios con este enclave emblemático para la religión musulmana. Fuentes consultadas por este digital precisan que “Al consejo no le gusta un imán que ya ha visitado a los tres últimos Papas y se arrodilla ante la tumba de Pedro en el Vaticano”. A Allal Ahmed Bachar no le importa lo que los demás piensen. Nació en el pueblo marroquí de Settat hace más de setenta años y desciende de una familia en la que todos eran imanes. Trepando en su árbol genealógico ha logrado establecer que «digo con orgullo que mis abuelos más antiguos eran imanes en la Córdoba de los Omeya».
Es moderado ajeno al rigorismo extremo del “wahabismo saudí”. Bachar cree posible que se supere este desencuentro entre la cultura islámica y la occidental pero solo “si los musulmanes viven el Islam auténtico habrá convivencia”. Su sueño que Moad, su hijo le sustituya como Imán cuando él no este, y que Salman, el eterno amigo Salman, vuelva de nuevo a Marbella.