Javier Sádaba: “Mi mujer me pidió muy claramente en qué momento quería dejar de vivir”

octubre 17, 2019 Amparo de la Gama

 

(Amparo de la Gama) El pensador Javier Sadaba, defensor de la eutanasia como parte de su lucha contra el sufrimiento inútil, piensa que vivir mejor no es vivir más, sino con más calidad.  Hace cuatro años quedó viudo y de ese vacío nació el libro de “Memorias desvergonzadas” (Almuzara). De nuevo vuelve al foro de Encuentros con la Cultura en el mes de diciembre. Un canto de amor a Elena, la mujer que en los últimos momentos de su vida invadida por un melanoma le pidió por  compasión la eutanasia. Esa fue su última voluntad de vida.

El filosofo defensor a ultranza del derecho a la eutanasia, cree que “es indignante que este tema no esté entre las prioridades políticas”

La ley de la eutanasia quedó empantanada en la Cámara, mientras que la de muerte digna no salió adelante por un trámite. Las estadísticas cifran  que más del 70% de la ciudadanía está a favor de la despenalización de la eutanasia. Para el libre pensador “es un acto de amor de las familias para que su ser querido no sufra” y reitera que habrá que recomenzar el trabajo tras el 28-A para que tengamos una ley justa en nuestro país. En una entrevista a “El Confidencial”  el intelectual analiza en los momentos en que nos encontramos y como en Bélgica, van a ampliar la ley de la eutanasia en un cuarto supuesto, para contemplar el aspecto del cansancio vital y de esa manera poder elegir dejar de vivir.

-Usted, que ha sido un defensor nato de la eutanasia desde el minuto cero, sufrió en sus propias carnes el escarnio del dolor cuando su esposa Elena se moría a su lado…

 

-Llevo cuarenta años luchando para que la eutanasia se regularice. La viví con Elena de una manera terrible,  es verdad que murió sin dolor y con mucho amor. Pero los paliativos no son suficientes. El  50 % de estos métodos no están cubiertos en España. Los “paliativitas”  están en manos “religiosas” y así nos va. Mi esposa falleció de un melanoma terrible y teníamos muy claro qué decisión tomar. Si uno está sufriendo y la situación es irreversible es lógico querer acabar con ese sufrimiento.

 

-¿A que huele el dolor? Le he escuchado decir que cuando tenía  delante de usted a su mujer yéndose ese olor al dolor no desaparecia

 

-Elena tenía muy claro que quería la eutanasia. Yo había tenido mis discusiones particulares ya con los médicos. Una de las formas de dolor es el sufrimiento. Los últimos momentos en los que se me iba Elena ella ya no quería vivir ¿Qué sentido tenia que estuviese aquí si no era su deseo? Elena que era de una finura extraordinaria, que jamás ni la oí eructar, ya se hacia las necesidades encima y la pobre me decía: “Javi llama a la enfermera que me he hecho caca”

¿Quién es nadie para decirnos como disponer de nuestras vidas? Yo soy el titular de mi cuerpo. Contra el sufrimiento vale todo.

Javier Sadaba con la directora de Encuentros Amparo de la Gama
Javier Sadaba con la directora de Encuentros Amparo de la Gama

 

-Desde la sabiduría que usted desprende ¿En que ha cambiado su perspectiva de la vida desde que su esposa le pidió la eutanasia?

 

Mi vida ha cambiado después del hachazo que ha supuesto la muerte de Elena. Ella me ha dejado solo ante el peligro he pasado a primera línea y sin que hayan cambiado mucho mis opiniones, pero veo con otra perspectiva cosas y personas que antes no veía. Poco antes de que Elena muriera, le dije que la razón más fuerte para alegrarme de haber venido a este mundo era haberla conocido

 

-Parece que el amor nos salva a todos léase el caso de su amigo Txema Lorente con su esposa Maribel,  que en sus últimas voluntades dejo muy que la ayudaran a morir….

 

– Maribel era preciosa. Tenía 75 años y estaba enferma de alzheimer desde hacía 12. Había pedido que la ayudaran a morir cuando no reconociera a su familia.  El suyo es un caso clarísimo porque ella decidió el momento de su final estando en plenas facultades y siendo apoyada por su familia. Mi amigo Txema libraba una batalla para pedir la legalización de la muerte digna para cumplir la voluntad de su mujer y todos le hemos apoyado. Llevo muchos años pidiendo que se regularice la eutanasia y seguiré haciéndolo. Vivir mejor no es vivir más, sino hacerlo con mayor calidad”.

 

-Usted diferencia claramente la eutanasia de la muerte digna…

 

-Es que el término muerte digna es muy amplio y la Iglesia lo llega a utilizar contra la eutanasia. La muerte digna es esa que se da bajo un prisma cristiano de morir dignamente: acompañado, con todos los auxilios espirituales. La eutanasia es aquella muerte en la que el individuo decide sobre su cuerpo, sobre su final en un momento en el que, además hay motivos de sobra para pensar que esa persona sólo va a sufrir.  Yo he tenido que padecer en el cuerpo de mi esposa los dislates de una situación en la que la tradición eclesial se impone y los políticos se inhiben pensando si perderán votos porque la gente se asusta. Y nada digamos de los médicos, los pobres atenazados por falsas imágenes o por el miedo al juez de turno. Los médicos son uno de los instrumentos, por no decir el principal en la guerra sin cuartel contra el dolor.

 

 -Pero más de un setenta por ciento de la ciudadanía esta a favor de que legalice la eutanasia…

 

-La eutanasia es solo legal en los países bajos y en pocos lugares más. Entre los últimos cabe destacar Colombia. Es curioso que un estado de raíces muy católicas y en medio de tantas necesidades elementales haya crecido de esta manera. Desde hace decenios a la eutanasia, no sé si para asesinarla o confundirla, le han puesto un collar con muchos nombres y cada uno con interesado significado,  sobre todo el de muerte digna

 

-¿Cómo define usted exactamente el termino eutanasia?

 

-La eutanasia consiste en la conjunción libre de dos personas en la que uno le pide al otro, normalmente un profesional de la medicina, que le ayude a marcharse de este mundo. Y  se lo pide por qué no resiste los dolores del tipo que sean y padece una enfermedad irreversible para la que no hay cura. Podríamos añadir que se lo pide porque está cansado de vivir o por lo que sea,  esto último no suele contemplarse en las pocas eutanasias legalizadas la sociedad temblaría si nos matamos bajo cualquier circunstancia por amistad o por amor.

 

 

-Ahora en Bélgica van a ampliar a un cuarto supuesto su ley y van a contemplar el aspecto del cansancio vital para aplicar la eutanasia…

 

Así es. En Bélgica aparte de los tres supuestos ya va en marcha el cuarto para que se practique la eutanasia a esa gente que sufre de  cansancio vital y ya no quiere vivir.  Esta expresión bien querida por los creyentes religiosos es completamente vacía,  por eso nadie la puede negar. Existe sin embargo un miedo incomprensible a enfrentarse con sinceridad problema de cómo hacer que alguien muera cuando libremente lo decida la vida y la muerte se nos imponen desde que nacemos.

 

-¿La Iglesia católica tiene culpa de esto? Como lo explica desde la Teología, usted se licencio por la Universidad Gregoriana de Roma…

-En esta concesión al sufrir a jugado un papel nefasto la Iglesia Católica. Siempre  se ha opuesto y se opondrá a que los humanos dispongan de su propio cuerpo. Ahí no darán el brazo a torcer porque se le acabaría el negocio de la salvación de cuerpos y almas.  Añadamos de figuras como la del “Cristo paciente” han alimentado la piedad popular o que el sufrimiento es un bono para alcanzar el cielo. Si Cristo murió en la cruz por nuestros pecados: ¿por qué no destrozarnos imitando y cooperar así en la redención?

El autor firmando su obra

-Usted participo muy activamente en el mediático caso de Ramón Sampedro y aunque ha pasado ya un cuarto de siglo no ha habido cambios normativos ¿Por qué?

 

-Parte de la culpa la tiene el PSOE. Ahora que todos estos días está saliendo a la luz en los debates electorales,  el tema de la eutanasia tengo que decir que los socialistas  en el 2004 metieron el tema en su programa y desapareció como otras tantas cosas. Tiene usted  razón,  ha pasado mas de un cuarto de siglo y todo sigue igual como en el día que decidimos mucha gente ir diciendo colectivamente “Todos somos Sampedro”.  Hable mucho con Ramón en aquel tiempo y es una pena los pocos avances que ha habido

 

-¿Qué opinión tiene sobre la propuesta de ley que está bloqueada en la Mesa del Congreso?

 

-Creo que es insuficiente, pero mejor que esté, que se apruebe a que no haya nada. Pero por los plazos tan largos que se darían, la persona puede fallecer, perfectamente, antes de que se apruebe aplicarle la eutanasia. Yo he colaborado personalmente  en los borradores en la Mesa del Congreso con el grupo de Podemos. Es terrible que no se haya avanzado nada normativamente en este tiempo. Es indignante que otras cuestiones más superfluas para la ciudadanía ocupen las primeras páginas y este tema no esté entre las prioridades políticas.

 

-Con el caso de Ángel Hernández nos hemos quedado paralizados ante las imágenes de la eutanasia a su esposa…..

 

– Es que no es nada fácil. Mire un amigo medico holandés,  le practico la eutanasia a un amigo suyo y la experiencia fue tan fuerte que me decía: lo volvería a hacer claro que si,  pero después de practicarla me tuve que ir a un psiquiatra. Es muy duro. Para los espartanos o los estoicos tal vez es más fácil, pero no para los cristianos.

 

-¿Suicidio y la eutanasia van a la par?

 

El suicidio esta despenalizado yo si me mato y quedo bien no me penalizan antes estaba penalizado… Por eso pregunto si yo me puedo suicidar porque no puedo eutanasionarme? Hay mucho de la Iglesia. La Conferencia Episcopal dice que “en la vida y en la muerte somos del señor “, pero este postulado  en una sociedad que nos regimos por términos laicos no se puede imponer.

 

-Javier: ¿le da a usted miedo morir?

 

-Si me da miedo, aunque cada vez menos. Todas las culturas se han enfrentado a la muerte: unas las lloran y otras las aceptan. Es un corte en nuestra vida. Cuando alguien me dice que no le tiene miedo a la muerte, no me lo creo mucho. Soy muy “unamuniano” la perdida de mi conciencia me da desgana de vida… Un suspiro entre dos nadas. La muerte de Elena me ha cambiado la perspectiva.  Tengo la sensación de reencuentro con ella. A lo que si tengo miedo es miedo al dolor. A eso tengo terror. Que el ultimo capitulo de mi vida lo pueda poner yo. Temo más al dolor que a la desaparición.

 

Acaba  usted de escribir “Memorias desvergonzadas”, publicado por la editorial Almuzara ¿Es a manera de epitafio?

 

-Jaja no era mi intención. Suelo decir que lo he hecho montado en las alas de mi querida Elena, mi mujer, por lo que tiene mucho de amor. A pesar de que intento crear una ligazón intelectual, está hecho con bastante alma y corazón, por lo tanto no hay un planteamiento sobre el sentido de la vida.

 

-Y por ultimo señor filósofo: ¿La mejor venganza es el olvido,  que decía Borges?

 

-Si ahora yo me pudiera morir para que viviera Elena así lo haría. Que se olviden de mi no me importa mucho. Lo que si me preocupa es el ir yo olvidándome de alguien a quien he estimado y la erosión  del tiempo lo produce.