(Amparo de la Gama) El torero José Tomas, el “Manolete” del siglo XXI y su pareja Isabel se han separado. Todo apunta a que el diestro, como ya dicen en Estepona, ciudad en la que vive la pareja, podría haberse hecho un particular “Ana Soria”, como su colega de ruedos Enrique Ponce. En la ciudad costasoleña ya es “vox populi” que ambos no están juntos. Según ha sabido “Encuentros”, la pareja se ha distanciado. “En nuestro circulo todo el mundo lo sabe- nos dice una compañera de instituto de Isabel- nos ha dado pena, porque era una historia de amor muy bonita, como esas de las novelas que a todas nos hubiera gustado vivir”. Al torero se le ve ahora asiduamente desayunando solo, en un conocido bar del pueblo en la calle central. Siempre sin su familia. Hay quien apunta en su círculo más cercano, que en más de una ocasión, “se ha dejado ver en esta cafetería con una misma mujer, también de la localidad esteponera”. Pero nadie sabe mas.
La noticia ha caído como una bomba en el pueblo. El torero que continua viviendo en la Hacienda Beach, sufrió un buen susto hace uno mes cuando se inicio el fuego en el centro comercial de Laguna muy cercano a su domicilio. Isabel continúa su vida en Estepona junto a su hijo José Tomas, un niño de once años que es la viva imagen de su padre.
La historia de amor de fotografía
Todos rememoran ahora el flechazo que sacudió a la ciudad, el día que José Tomas llego a Estepona a revelar un carrete de fotos en un laboratorio de Foto Lab, en Carrefour y quedó prendado de Isabel, la dependienta “que parecía sacada de un cuadro de Romero de Torres” y que le sonreía al otro lado del mostrador. El tenia 27 años y ella unos pocos menos. Desde entonces, el chico del traje de luces no se ha separado de su “morena de tronío” y ha pasado juntos casi veinte años. José Tomás se forjó una nueva vida lejos de su Galapagar natal tras una de sus retiradas de los ruedos. Poco se sabia de su día a día, salvo alguna foto que otra con su querida amiga Sara Baras, Vicente Amigo o Joselito. Poco a poco fue introduciéndose en la vida cotidiana del pueblo malagueño, e Isabel fue la mejor llave. La conexión con la esteponera, fue inmediata. Isabel estaba casada por aquel entonces, dejo a su marido, y unos meses después del primer encuentro con José Tomás, se mudaba a la casa del torero en la urbanización Lunymar. La pareja siempre ha sido muy escueta en apariciones, solo en actos oficiales tipo como la plaza que le pusieron al torero en Estepona, en alguna corrida que otra en latino América o cuando el diestro recogió la Medalla de Oro a las Bellas Artes en La Coruña de manos de Don Juan Carlos. Isabel siempre ha intentado estar lejos de los focos que han buscado otras parejas de toreros. Siempre ha huido de la popularidad.
Naturaleza y privacidad
Isabel, dependienta de una tienda de fotografía, lo suyo con José Tomás fue un flechazo. Hasta conocer a José Tomas, Isabel estaba muy vinculada a la ciudad de Estepona. Había contraído matrimonio con el hijo de un sevillano de pro de la ciudad, Manuel Hernáez, fundador de la Hermandad del Amor, y ambos estaban muy ligados a las tradiciones del pueblo. Con el matador de toros todo cambio. A los dos les gustaban las mismas cosas: la naturaleza, la discreción y su privacidad. La pareja camina por los alrededores de su casa con su perrito, un schnauzer, o el carrito de su niño. De pocas salidas José Tomas aficionado al atlético de Madrid recibía a sus amigos en casa. Y de en vez le veíamos en algún concierto de Serrat en Málaga camuflado con una gorra. Ninguno de los dos era de ocio nocturno, pero si podía vérseles paseando por la playa del Cristo y la zona del puerto deportivo.
La pareja pasaba la mayor parte del año en Estepona, aunque José Tomas retornaba de vez en cuando a su Galapagar, donde creció, aunque su familia también se vino para Estepona. Todos en el pueblo conocen a su abuela Victoria, que siempre echaba la partidita de cartas con las amigas de la panadería, y a sus hermanos, Marcelo, Antonio y Andrés, asiduos al mítico bar London, y mucho más “zascandiles” que el diestro. Los más cercanos a José Tomas en el pueblo, coinciden en afirmar que Isabel ha sido siempre su apoyo y su aliento. Y nadie se olvida de la pregunta del matador tras despertar de la fuerte cogida en Aguascalientes: “¿Dónde está Isabel? Llamad a Isabel y decidle que estoy bien».
Retiro de los toros en 2020
En reiteradas ocasiones José Tomas ha anunciado que se retiraría este año 2020. La historia que inicio en los ruedos en 1995 con su alternativa en México, no pararía de devolverle éxitos a lo largo de los año y situarle en un caché en torno al millón de euros por tarde. Los galardones no dejaron de sucederse hasta el año 2002, cuando anunció su primera retirada. Este fue el año donde colgó el estoque y dejo que su corazón se enamorara y formo una familia. Había conseguido el título de figura del toreo cortando orejas y rabos en todas las plazas, hasta el rey Juan Carlos, le seguía a pesar de las ideas republicanas del diestro, que siempre ha dejado manifiestas. José Tomas es uno de los ejemplos más reivindicativos del mundo del toro. A finales de los años 90, junto a otros matadores, encabezó una lucha para que fueran ellos quienes negociaran sus derechos de imagen con las televisiones y no los empresarios.
Desde el año 2011 que nació su hijo José Tomas, las actuaciones del diestro fueron muy escasas en los cosos taurinos y se centro solo su vida familiar.