(Amparo de la Gama) “The Crown” sigue sorprendiendo y va a sorprender aun mas. Si en los ochenta han pasado cosas en palacio, es poco comparado con lo que se avecina para los Windsor, en la quinta temporada que ya se cuece en la plataforma digital que le ha dado luz verde. La temporada 4 finaliza en 1990, el año en que Thatcher salía de su cargo como Primera Ministra. A partir de ahí la nueva etapa se adentra de lleno en esa década y contempla el divorcio de los tres hijos mayores de la monarca: Ana y Mark Phillips en 1992, al igual que el príncipe Andrés y Sarah Ferguson y Carlos y Diana en 1996. Estos últimos, en concreto Diana, personajes claves de la serie, que ha causado una auténtica revolución y así seguirá siendo en los siguientes años, donde a Emma Corrin la sustituirá la actriz Elizabeth Debicki, que encarnara a una princesa de Gales mas madura.
Uno de los episodios, que se han contemplado en los guiones de la próxima temporada, fue el paso de la princesa del pueblo por la Costa del Sol y el sonado “top lees”, que barrio portadas en titulares sin hacer publicas las fotos. Los diarios populares londinenses estimaron en su día, que “el robo de fotos” que se hizo a Lady Di por los paparazzis españoles fue “una humillación y una violación a sus derechos fundamentales”. Las fotos en el hotel Byblos de Mijas, donde Lady Di y dos amigas decidieron pasar unos días para tomar el sol, fue un escándalo que nunca vio la luz. Según la prensa británica, los paparazzi tomaron un total de 30 fotografías, de las cuales ocho son de Lady Di en top less. Uno de los fotógrafos que se inscribieron en el hotel se situó en una habitación del piso superior, donde estaba Diana tomando el sol en una terraza, mientras que otro tomó las instantáneas desde la planta baja del hotel.
Simoneta Gómez Acebo, “la delatora”
“Encuentros” ha querido saber que ocurrió y como fue realmente el “making off” de este episodio, que supuso un duro revés para la princesa de Gales, que salio huyendo de la Costa del Sol tras el altercado. Para ello hemos hablado con Jorge Ogalla, uno de los fotógrafos que inmortalizo la exclusiva y que dice no haber olvidado la cara de Diana ni un solo día de su vida. Aunque los focos de medio mundo seguían de cerca a Lady Di, nadie hasta entonces “había pegado un pelotazo como el que pegamos nosotros”. El matrimonio con el príncipe Carlos de Inglaterra se había acabado y llevaban separados desde 1992, aunque el divorcio no llegó hasta 1996. Fue la época de más entradas y salidas de la princesa. La de la Costa del Sol fue en mayo de 1994. Ella vino buscando el sol y alejarse de la realeza. Y lo que encontró fue otro escándalo más.
Jorge nos cuenta que se entero de la manera más “tonta” que Lady Di estaba en la zona. “Fuimos al hotel Puente Romano y vi a un amigo que va y me dice: Oye que me acabo de encontrar a Simoneta Gomes Acebo y me cuenta que venia en el mismo avión que Diana de Gales. Que Lady Di esta por aquí con dos amigas de incógnito”. Y ahí saltaron las alarmas de los paparazzis de la zona para montar un operativo e investigar donde se encontraba la royal para cazar la foto de la temporada.
La princesa a cuatro patas
Diana busco un lugar lejos de la atención de la prensa española y, sobre todo de la británica. Intento esquivar los teleobjetivos, pero fue en vano. Primero iba a alojarse en un campo de Golf discreto, que al final fue desestimado por filtraciones y opto por trasladarse a uno de los establecimientos hoteleros más emblemáticos de la época. El hotel Byblos, en Mijas, un lugar habitual de descanso de familias de la alta sociedad europea, empresarios y políticos, y de músicos como los Rolling Stones que lo hicieron famoso. “Ella monto allí el cuartel general, nos señala Jorge, nosotros alquilamos una habitación. Por un lado estábamos Diego y yo y por otro Chema Clares y Félix el Tormenta. Desde distintos puntos del hotel, podíamos disparar los planos de la piscina. Los fotógrafos ingleses han llegado a decir de nosotros esos días que resucitamos de las hamacas como si fuéramos zombis de las tumbas con nuestros teleobjetivos”. La princesa Diana esquivó los flashes como pudo, hasta que la situación se iba haciendo cada vez más insostenible. Además de los paparazzis, una legión de fotógrafos se apostó en los alrededores del hotel en busca de la mejor instantánea. Entre baños de sol, partidos de tenis y sesiones de talasoterapia, intentaban buscar la exclusiva en alguna parte.
Pero la foto de los 160 millones de pesetas, no llego hasta una tarde calmada en la piscina, en la que Lady Di se quito el albornoz: “Fueron milésimas de segundo, desde un rincón que estábamos. Ella se desaflojo la cuerda del bikini y al darse la vuelta ahí la pillamos ¿Me preguntas que se veía exactamente? Pues ya te digo, un rincón de la piscina con ella en la tumbona boca abajo sin el sostén, a cuatro patas y se hicieron ocho diapositivas desde un lateral. Ni más ni menos. La exclusiva de los 160 millones de pesetas por las fotografías que nunca vieron la luz, es solo una secuencia de segundos”.
Frieron las fotos en una sartén
Una revista española, terminó comprando los derechos mundiales de las fotografías en ‘top less’ para que no fueran publicadas. Jorge nos cuenta que, a él le correspondieron 25 millones de aquel montante que se repartió: “Fíjate con esos millones me compre parte del chale donde vivo y una televisión gigante que tenia muchas ganas de tenerla. Ahora siempre que la veo, me acuerdo de Lady Di”. Jorge no se olvida, de lo duras que fueron las negaciones con el medio nacional, que decidió quedarse con las fotografías: “Solo recuerdo que estábamos todos allí en Madrid y en una cocinita que había en la redacción, el editor cogio las 8 diapositivas y las quemo en una sartén delante de nosotros. Dejándonos muy claro que esperaba que no hubiera ninguna más. Y con eso se acababa el problema”. No era la primera vez que esta revista compraba las fotos y destruía los negativos, para «salvar» a la princesa de Gales de situaciones embarazosas. Esos días los diarios londinenses, The Sun y Daily Star, rechazaron la oferta de la de compra. La princesa había hecho una petición de intimidad en su país anunciando la intención de abandonar la vida pública una vez consumada su separación del heredero de la corona. Este hecho unido, al que ocurrió un año antes, en que la publicación de fotografías comprometedoras de Diana, produjo un escándalo de tal tamaño que en el Parlamento se debatió la amenaza de restricciones gubernamentales a la prensa como consecuencia de las violaciones de la privacidad real. Ese último escándalo tuvo que ver con fotografías indiscretas de Lady Di, en el Sunday Mirror, que publicó en su portada una instantánea de la princesa haciendo ejercicios en un gimnasio.
Pesadilla en la Costa del Sol
Para Lady Di el viaje a la Costa del Sol, fue una autentica pesadilla. No pudo encontrar la tranquilidad que venia buscando y hasta su partida desde Málaga, en vuelo regular de British Airways se convirtió en un calvario. Ni el consulado, ni la embajada británica en Madrid dieron aviso al aeropuerto para que se estableciera un servicio de protección, y la princesa se encontró con un ejército de personas que querían inmortalizarla. El Patronato de Turismo de la Costa del Sol, en un intento de quedar bien tras la accidentada visita, reaccionó enviando a Diana un ramo de flores y una carta pidiendo disculpas por el acoso sufrido. Este episodio de las fotografías de lady Diana, con el pecho al descubierto, fueron criticadas por el mismísimo palacio de Buckingham, residencia de la familia real británica, que las consideró como una nueva intromisión en la vida privada de la princesa de Gales. «No estamos preparados para discutir fotografías que no hemos visto, pero, obviamente, a nadie le gusta que le tomen fotografías que sean una intromisión de la intimidad, y ello incluye a la princesa de Gales» se puntualizo a través de un portavoz del palacio.