(Amparo de la Gama) Felipe González y su mujer, Mar García Vaquero se encuentran retirados de mundanal ruido el campo. Así ha sabido Vanitatis de fuentes cercanas a la familia. El ex presidente de gobierno y su esposa no han venido esta semana Santa a Marbella con las hijas de la esposa del político. La pareja lleva una temporada residiendo en la Finca que tienen en Guadalupe (Cáceres): El Penitencial, el terreno de 50 hectáreas que se ha convertido en el centro de operaciones de la pareja, hasta que llegue la vacuna. Respirar entre castañares y encinas es una bendición en estos tiempos de pandemia. “Ellos no salen apenas de la finca, nos dice Micaela, una de las hijas de Mar, hasta que no lleguen las vacunas se están cuidando muchos es un lugar idílico. Pleno campo aire puro y pura naturaleza”. Precisamente en este entorno de paz, el ex presidente del gobierno ha vuelto a resucitar su arte del Bonsai. Allí se dedica a cultivarlos, en especial los olivos, de los que posee una extensa colección repartida en macetas por la finca. Tanta es la afición que incluso estos días, va a hacer uno para su cuñada Carmen García Vaquero, que tras vacunarse del Covid, esta semana en Madrid, pasara unos días con ellos en Cáceres. Otra de las pasiones del ex mandatario, a la que esta dedicando su tiempo estos días, es a la escultura. Felipe y Mar la madre de Lucia y Micaela se casaron en 2012 en Madrid en una ceremonia íntima y familiar. Ellas son conscientes de estar en el punto de mira por esta circustancia y nos dicen que: “Ser hijas de quien somos es un arma de doble filo y no nos gusta hablar de nada que no tenga que ver con nostras mismas».

Una finca escondida entre encinas
“El Penitencial”, se encuentra ubicado cerca de una base militar y de un helipuerto. De hecho algunas de las amistades y familiares que han ido a visitarle recientemente han accedió al lugar en helicóptero. La finca es muy difícil de localizar, ya que se encuentra en un territorio muy abrupto y con una mucha vegetación. A Felipe González siempre le ha gustado Extremadura. Dicen que la Mili marca mucho el devenir de una persona. Y el ex presidente cumplió su servicio militar como alférez en esta región. En esa época se enamoro de las lindezas de la sierra cacereña. Luego en sus años de presidente fue dándole forma a la idea de tener una casa de campo, y convirtió su sueño en realidad.

En el año 2012, poco después de su enlace con Mar García Vaquero, su amigo el constructor Joaquín Vázquez, fue quien le vendió las 50 hectáreas de ese campo para que edificara su casa. El terreno, que es una parcela dentro de las 2.000 hectáreas de la finca del constructor. Unos años después de la adquisición, en septiembre de 2013, Felipe y Mar comenzaron las obras de su casa. Su vivienda más intima y en la que empezaban un proyecto en común y que han diseñado con detalles de los dos: las piedras que esculpe él, muebles reciclados de la familia de Mar que les tiene especial cariño y como no, va rescatando los bonsáis que un día se quedaron en «Las Cansinas», propiedad de la Junta de Extremadura, terreno situado dentro del parque nacional de Monfragüe y que aún es el hogar de algunos de los bonsáis del ex presidente.