(Amparo de la Gama) Son un binomio indisoluble. El seleccionador del equipo español baloncesto, Sergio Scariolo y su mujer, la baloncestista Blanca Ares, se han convertido en unos ciudadanos marbellíes ejemplares. El legendario entrenador, que compro una preciosa villa en Marbella, “Casablanca”, se considera ya más andaluz que italiano. Por primera vez la pareja abre las puertas de su casa a HOLA, para compartir con nosotros el momento dulce que viven. El técnico italiano, celebra las bodas de plata con “el amor de su vida”, así como la renovación del cargo como seleccionador nacional de la Federación Española de Baloncesto (FEB), donde ocupara el puesto los próximos cuatro años. El entrenador, más laureado en la historia de la selección española, que en sus 14 años de mandato, se ha traído cuatro oros, se juega ahora la clasificación a los próximos Juegos Olímpicos de París.
Sergio se considera un hombre de tradiciones y valores, y ha querido perpetuar la imagen del hombre que le dio la vida con la fundación Cesare Scariolo. Es por eso que cuando falleció, Cesare Scariolo de la fatal enfermedad del cáncer de sangre, en el año 1998, le quedó impreso en su corazón, el legado de que podía hacer algo por los demás. Fue en 2008 cuando monto su fundación solidaria, para ayudar a niños con enfermedades oncológicas, en la que ahora también participara el jugador Ricky Rubio. “Siempre pensé que honrar la memoria de mi padre era hacer algo bueno por los demás. En esta lucha, también están inmersos sus dos hijos Alejandro y Carlota, uno es baloncestista profesional y la pequeña termina este año sus estudios y quiere convertirse en politóloga.
-Marbella se viste de gala y en su Fundación Cesare Scariolo, ya tienen todo preparado para el evento benéfico: ¿Cómo vivió usted la pérdida tan inesperada de su padre, tras una leucemia galopante?
-Cuando enfermaba mi padre me di cuenta de que llorarlo iba a servir de poco por mi forma de ser y que había que hacer algo para recordarlo. Esto fue en el año 98. Tras su fallecimiento, me quedó la inquietud de poder centrar el esfuerzo de ayudar a los menos afortunados en una única dirección, pues hasta el momento si habían solicitado mi apoyo para diferentes causas, lo habían tenido. Unos cuantos años después, me entró la necesidad de hacer algo más y concretamente en el año 2008, me animé a dar el paso junto a algunos amigos y colaboradores para crear una asociación cuyos principios, fueran ayudar a los niños con enfermedades oncológicas y a sus familias. A mí no me gustaba aparecer públicamente, pero me convencieron de que cuando tú bajas a la cancha personalmente consigues un efecto superior.
-Son muchos los niños con leucemia, los que se han beneficiado de la labor que usted ha emprendido….
-Sí, desde hace años ahí estamos intentándolo: los niños te dan tanto que es un regalo lo que haces por ellos. Este año hacemos nuestra Gala Benéfica el próximo día 15 en Barbillon, el dinero que recaudemos estará destinado al Hospital Materno Infantil, que nos pide ayuda para llevar adelante proyectos. La recaudación será para construir un gimnasio en la planta del hospital, para que los niños puedan disfrutarlo. Hay momentos mágicos. Duros al verlos así pero ves la serenidad y la ilusión que afrontan en sus terapias tan pequeños, que te animan a ti para seguir. Llevamos 16 años y los niños nos dan tanto que siempre es poco lo que podemos hacer con ellos. Para nosotros como familia es importante mantener esta tradición para mantener el núcleo operativo de la fundación.
-Su impulso es tan grande, que ha contagiado a jugadores de la selección Nacional, como Ricky Rubio, a que se involucren en esta lucha solidaria…
– Siempre pensé que honrar la memoria de mi padre era hacer algo bueno por los demás. Y Ricky, que su madre también murió de cáncer, quiso poner su granito de arena. Hay muchas fundaciones que ayudan en la investigación científica; la nuestra es más pequeña localizada en Málaga y con un color social para ayudar a las familias. La fundación, inicio un programa basado en realidad virtual, con “Nixi for Children” que enseña a los niños atraves de los dibujitos, a entender y a quitarles el miedo a lo desconocido como son los procesos tan duros de la quimioterapia, los tratamientos, los trasplantes, y en este tema ha sido básica la cooperación de la propia fundación de Ricky.
-Su mujer Blanca Ares es un pilar básico en la fundación y en su vida…
-Blanca y yo llevamos juntos 27 años con una relación sólida y magnífica, indispensable para mí, que va más allá de los episodios aislados del camino deportivo. Juan Ma Rodríguez, nos presentó un día en Málaga, concretamente en Ciudad Jardín y esa tarde ha marcado un antes y un después en mi vida. Ella tiene una inmensa independencia de juicio, una personalidad muy fuerte. No todo es perfecto. El carácter y “pasionalidad” fuerte de Blanca, choca a veces con mi forma de ser, más reflexiva e introspectiva. Ja, Ja. Es eso de tener “demasiada comida en mi plato” y hace que discutamos a veces, pero ella me entiende muy bien y es muy fácil con ella.
-Usted admiro a Blanca desde el primer momento que la vio: Fue la primera mujer baloncestista que con su equipo trajo el oro a España.
-Una magnifica jugadora. Ella ha sido capaz de renunciar a muchísimas cosas para ser el pilar de nuestra familia. Siempre pendiente de nuestros hijos cuando yo pasaba largas temporadas ausente a causa del trabajo. Sin ella nada hubiera sido igual. Curioso, me pides que te cuente un defecto de ella y te digo que si tuviera que encontrarle un defecto a Blanca, solo encuentro uno y es su tendencia a dramatizar las pequeñas cosas, compensada inmediatamente con el extraordinario mérito de saber desenvolverse, por el contrario, con racionalidad e inteligencia, y restar importancia a la mayoría de las situaciones complejas que ocurren en el transcurso de una vida juntos. Para usar una metáfora baloncestística: con su infinita clase como jugadora, cuando las cosas se ponían feas en la cancha, cuando su equipo se veía en dificultades, era ella la destinada a lanzar el último tiro…Y si…trajo el mejor oro para España.
-Lo dice hasta es sus memorias que conocerla fue lo mejor que lo paso, acababa de llegar a España después de divorciarse de su primera mujer y Blanca apareció en su vida, recién divorciada también de su marido….
-Blanca había dejado hacía poco de jugar al baloncesto para empezar a colaborar como reportera en la revista Gigantes, además de hacerlo también con la cadena de televisión Canal+ como comentarista técnica de los partidos de liga ACB. Había sido una jugadora de muy alto nivel, y no solo en España. Era una alero de treinta puntos por partido, con presencia física y clase, ¡de esas campeonas que anotan si deciden anotar! Se la mencionaba muy a menudo en el ranking de las mejores jugadoras europeas. En 2009, ¡el único oro de la familia era el de mi mujer! El azar o la suerte hicieron que mi primer partido con el Vitoria, en Cáceres, fuera transmitido precisamente por Canal+. Vi la cinta del encuentro días después y me impresionaron mucho algunas observaciones con retranca de esa periodista tan segura de sí misma, y como no ¡tan guapa!
(Blanca escucha la entrevista al lado de Sergio e interviene llegado este momento) “La verdad es que fue una suerte encontrarnos. Las cosas que no se buscan son las mejores que te vienen en la vida. Aunque ninguno estábamos en el momento ideal al final fue mágico. Teníamos muchas cosas en común, sobre todo un proyecto de familia que nos unía. Y así han pasado ya 27 años. Sergio y yo somos extremadamente diferentes, pero convergemos en los valores solidos esenciales que tiene que tener una familia, tales como defender los valores que nuestros padres nos inculcaron, en eso somos iguales. ¿Lo que más me gusta de él? Sinceramente lo honesto que es. Cada día al lado de él te ayuda a crecer, a ser mejor persona. No creas, que hay veces que me desespera con esa pachorra que tiene (jajá ja). Yo soy híper activa y el “pachorro”. Pero hasta en los días peores, en los que nos peleamos, él siempre me suma.
-Ahora pasan ustedes más tiempo juntos pero a no ser por la aparición pública en su gala, viven muy al margen de la ‘vie en rose’ de Marbella…
-Vivir en Marbella es espectacular, lo mejor que le puede ocurrir a alguien pero sin dejarse contagiar del oropel que la envuelve. No me gusta mucho salir. Somos muy familiares. A Blanca y a mí nos gusta mucho hacer deporte. Pasear con los perros. Tenemos aquí el gimnasio, la cancha de baloncesto y lugares ideales para caminatas. No hay muchos sitios en el hemisferio sur que tenga una logística tan cómoda como Marbella, por eso nos gusta vivir aquí.
-Y ambos han encontrado el sitio perfecto, frente a la mágica montaña de La Concha para fijar su residencia “Villa Casablanca”, su lugar en el mundo cuando no está con la selección española.
-Te repito que vivir aquí con mi familia es un regalo. Como te digo, no somos mucho de salir. Somos de pasear por el centro, vamos al puerto cuando no hay mucha gente, porque me gusta el mar y el contacto visual me nutre. Cuando tenemos tiempo hacemos reuniones aquí en la casa con amigos. Me gusta leer tenemos una biblioteca magnifica y escucho música que va desde el requetón, que mi hijo me mete por los oídos, hasta Rocío Jurado, cosa de mi mujer. Pero yo me pirro por la música italiana y por Sabina.
-Ahora la afición espera la entrada de España, en los Juegos Olímpicos de Paris, usted lo puede conseguir porque se ha convertido en toda una leyenda para el baloncesto con cuatro oros en un Eurobasket ¿Vive muy presionado?
-Para mí es un honor y un privilegio vivir el enorme respeto y la enorme admiración que despierta en todo el mundo el baloncesto español. Es que es maravilloso que te paren en la calle y que te digan: a mí me das una alegría, aunque tenga una vida un poco “así”, cuando me paro dos horas a ver la selección, es como si entrara en otro mundo que me da energía y entusiasmo. Y ese entusiasmo, es el que quiero transmitir. La presión es un precio
-En unos días se concentra usted con la selección y pronto a Valencia para ese gran reto de si entran en los Juegos Olímpicos de Paris.
–Estamos en un momento, en que nuestra mejor generación, no está, algunos se han jubilado deportivamente. Vivimos un proceso de recambio generacional, que no deja de ser un momento de tránsito, un puente hacia la maduración de una generación que vienen por detrás y que todavía están un poquito verdes, aunque ya se están asomando ahora casi al profesionalismo . Faltan unos añitos y mientras tanto queremos mantener una competitividad, que se nos reconoce prácticamente desde siempre. A los Juegos Olímpicos de Paris solo pueden entrar un equipo, y que entremos nosotros son palabras mayores pero lo vamos a intentar con todas nuestras ganas. Nuestro objetivo es que la gente siga estando orgullosa de nosotros porque los valores que representamos sean los que les inspiren. La gente se identifica con estos jugadores porque son normales y de verdad que vamos a pelear para llegar a la Villa Olímpica, porque es nuestro sueño.
_Otro baloncestista joven que está a su lado, es su propio hijo Alexandro, que acaba de terminar la temporada del equipo de Huesca ¿Orgulloso de que haya seguido el legado de su padre y su madre?
-Alexandro ya vuela solo en su recorrido como profesional. Termino en EEUU y ahora en el equipo de Huesca ha hecho un buen trabajo. Quiere hacer un master ahora, puede llegar a hacerse un nombre, pero le queda mucho por pulir. A su favor tiene el físico, es muy alto y esto es importante en este deporte, pero repito tiene mucho que pulir. Ha tenido suerte porque ha heredado los genes de su madre. ¿Consejos? Le doy pocos, la decisión autónoma es suya siempre. Le digo que sea él mismo. Ese es el mejor consejo. No ejerzo con él de padre-entrenador, solo intervengo si me lo pide, si me pregunta.
– Cuando usted habla se le ve sumamente didáctico, sus hijos y también sus jugadores de la selección nacional española, le definen como un buen profesor…
-Provengo de una familia de profesores, y aprendí de ellos. De mí su padre Cesare con las matemáticas en la Universidad y de mi madre Angelina con la química en un centro de secundaria de Brescia, Así que a veces me veo como un catedrático con el grupo de jugadores que tengo a mi cargo y que todos aspiran a ser campeones y héroes y hay que trabajar con esos egos en muchas ocasiones. A mi hija que está estudiando para ser politóloga siempre le digo que no debe caer en la trampa de los egos, y menos en política.
– Le escucho en ocasiones quejarse de la soledad que conlleva una profesión como la suya ¿pesa?
-Claro que pesa. Es la peor cara, la más angustiosa de esta profesión, ha sido siempre para mí la soledad. En el momento en que tomas una decisión estás solo: se diluyen ayudantes, jugadores, directivos o afición, incluso los amigos. Todo queda lejos. Pero el apoyo incondicional de Blanca en la distancia siempre me ayuda, no concebiría mi existencia sin ella somos un binomio indisoluble.