(A. Gama /fotos S.Pina) Un ictus no es nada. Y nada tiene que ver cuando se habla del maestro, ni edad, voz ronca, o letanías corpóreas, porque Joaquín Sabina nunca cumple años cuando está en su olimpo sagrado que es el escenario. Así lo demostró el maestro Sabina en el escenario del Martín Carpena…
